El Silencio de una Mujer

 El Silencio de una Mujer

CAPITULO I

“Conociendo el amor”

Nuestra protagonista es Dagne, esta mujer que nos irá contando su vida con profundidad y sin censura

Mi nombre es Dagne, soy venezolana, de San Cristóbal estado Táchira, procedente de una familia conservadora, “católica” de las que nunca van a misa solo en ocasiones especiales, de un hogar de padres unidos, soy la 3era de tres hijos, 1 varón y 2 hembras. De un hogar de normas, mi padre de carácter fuerte y mi madre la que aplicaba la ley a la buena o a la mala y de clase media baja.

Viví mi niñez y mi adolescencia con normalidad, con juegos pero restringidos, con horarios para todo, para jugar, para comer, para estudiar, para ver televisión, en fin un hogar donde la disciplina era prioridad, el respeto y los valores eran inculcados en todo momento, y era “normal” que por cada cosa mala que hacías te daban tu castigo físico con un buen correazo o trompada, sin olvidar los gritos y los insultos cargados de palabras obscenas, pero era la forma en que mis padres sabían criarme y no había para ellos otra opción… Tuve mis noviecitos, de picadita de ojo, de tiradita de dulces, de piquitos, típico de la inocencia de una niña-adolescente, que está en búsqueda de sensaciones diferentes, pero en mis años de adolescente se asignaban tareas en el hogar de todo tipo fuera de las responsabilidades del liceo y si no se hacían al pie de la letra traía como consecuencia unos cuantos “arepazos” (coñazos) e insultos de esos que hieren el alma…

En el liceo viví momentos únicos de mi vida y con personas que se convirtieron en mis amigas a través de los años.

Recuerdo una vez que nos llevaron a un cuartel a para recibir la práctica de una materia llamada Instrucción pre- militar que para esa época era muy diferente a la que dan actualmente, se hacían prácticas de primeros auxilios de forma muy real y colocaron grupos de estudiantes entre las cuales me asignaron a mis compinches hacer uno de los grupo de rescate, ahí tuvimos que pasar por pruebas muy duras y diferentes estaciones donde teníamos que salvar a diferentes soldados, en una de esas estaciones nos conseguimos a un soldado “herido”, el cual aparentaba estar fracturado y ensangrentado, tuvimos que romper nuestras camisas para improvisar una camilla y rescatarlo, las risas de mis amigas y yo no nos dejaba hacer las cosas bien, era muy divertido vernos embarradas, con las “tetas” al aire y el pobre soldado se fracturaba cada vez más, en la siguiente estación conseguimos a un soldado “ahogado” el cual debíamos sacar del agua y darle los primeros auxilios, es ahí cuando la malicia se apoderó de nosotras y como un acto de salvavidas comenzamos a darle respiración boca a boca, con unos ricos besos, entre agua, barro, y risas el soldado no quería reaccionar, hizo una erección acentuada, pero el obediente debía continuar con su papel de ahogado y nosotras felices continuando con el intento de rescate.

Al finalizar la actividad a él lo castigaron sus superiores montandolo en un pote en la mitad de patio toda la tarde, solo con ropa interior, al sol, y con el morral militar cargado y en sus manos un fusil sin poderse mover, creo que él cumplió ese castigo gustosamente después de haber sido besado por varias 15 añeras y podría asegurar que al cumplirlo y acordarse volvería a experimentar una buena erección… Jajajajaja

Al pasar el tiempo y ya en 4to año de bachillerato, observaba a mi vecino de Nombre José (Cheo) un joven no muy guapo, alto, acuerpado, pasar en una moto Harley, de esas que roncan fuerte y que despiertan miradas al pasar, lo veía desde su ventana y sentía el corazón palpitar al mismo tiempo que mi vagina jajajaja cosas que me parecían absurdas pero que disfrutaba en silencio.

Poco tiempo después empezamos a conversar, a compartir una que otras miradas de seducción, y en un abrir y cerrar de ojos nos hicimos novios, si, novios, de esos novios que en la época de 1980 nos sentabamos delante de los padres, hacernos “cambio de luces” jajajaja bueno picaditas de ojos, con los padres al lado sin poderse tocar ni un dedo.

Y mientras tanto en la casa era rutina los gritos, los arepazos, los oficios, cansada de sentirme maltratada, en mi adolescencia rebelde y con ganas de dejar ese yugo tomamos la decisión de casarnos, para esa época solo tenía 15 años, Si era una adolescente jugando hacer mujer.

Siempre he sido espontánea, divertida, muy extrovertida, bochinchera pero era una mujercita de mi casa, sin mucha maldad y obviamente con ganas de experimentar muchas cosas.

Así que llegó la hora de experimentar algo nuevo…

Preparamos todo para el matrimonio civil y eclesiástico, les recuerdo que mi familia no es muy católica pero tienen la creencia del matrimonio, y lo conservador que con el que te casas con ese debes morir pase lo que pase, y yo en mi desespero de salir de casa empezamos prontamente hacer todo lo pertinente.

Nos casamos por el civil, todo iba muy bien, no podríamos consumar el matrimonio hasta tanto no se realizará el matrimonio eclesiástico, yo estaba muy felíz, ya pronto experimentaría lo que le decían “hacer el amor”, faltando solo 1 semana para realizarse la boda por la iglesia Cheo se retracta alegando que ya no deseaba casarse por la iglesia y que esa era su última palabra.

Yo no lo podía creer, estaba confundida, destrozada, aturdida, no comprendía y decidí confrontarlo y pedirle una explicación… Cheo me dice que una de sus hermanas le había dicho que había escuchado que yo era una loquita de carretera y que no debía tomar la decisión de casarse conmigo ante Dios, y el decidió creerle, sin preguntar, sin averiguar, sin más ni menos decidió no casarse por la iglesia.

Es preciso destacar que ya estaban repartidas las tarjetas de invitación, se había pagado todo lo de la fiesta, ya tenía mi vestido, lo único que ahora no tenía era el hombre que ahora era mi esposo ante la ley pero no ante Dios.

Ya estando casada por el civil, con el alma destrozada, con la moral por el piso, con la rabia e indignada con el que ahora es “mi esposo” por el civil, decidí seguir hacia adelante a pesar de que quería literalmente agarrarlo por el cuello y dejarlo sin respirar.

Irme de la casa era mi objetivo principal y tal vez las cosas no salieron como esperaba, mi padre molesto casi lo mata, mi madre aprovecho la ocasión para reprocharme y darme como decimos en el Tachira un “caldo de lengua”, así que no había nada más que hacer, tenía que irme a vivir con él a pesar de lo que había pasado…

¿Ahora que voy hacer? ¿Cómo le explico a la gente que ya no nos casamos por la iglesia? ¿Que debo hacer?

Después de haber recibido “caldo de lengua” de mi madre y de que mi padre había desatado su irá con él, que bien merecido lo tenía, me tocaba empezar a organizar mis ideas y empezar a tomar decisiones.

Lo primero fue ir a cancelar la compra del vestido el cual mi padre habia pagado con anticipación hace una semana. Lo segundo y para mí lo más difícil fué llamar a cada uno de los invitados para decirles que se había suspendido la boda por motivos de fuerza mayor que posteriormente explicaría (como para postergar la curiosidad de la gente) y por último empezar a vender los licores que se compraron y así comprar utensilios para la casa.

Una vez resuelto eso y con el autoestima por el piso, agarré mi ropa, me despedí de mis padres, de mis hermanos, y con la frase en mi cabeza que retumbaba una y otra vez… El que se casa, casa quiere… Me marché de casa, esa casa de la que tanto estaba cansada, de que me pelearán, de que me gritaran, de que me golpearan, y que ahora debía abandonar con el alma destrozada, con un esposo que desde ya me había dado la espalda y con el que ahora debía empezar hacer una familia.

Cheo vivía a una cuadra de la casa de mis padres, vivía en casa de su abuela y vivía la vida de soltero, con 23 años, con su moto, sin obligaciones. Pero esa vida cambiaría ya que ese mismo día que salí de la casa, llegué con mi maleta y le dije… Bueno, ahora ya tiene mujer y ahora es un hombre casado… sorprendido con mi actitud y con cara de no estar muy contento, me dijo ¡Bienvenida!

Cómo ya era de suponerse, llegó la hora de pasar la primera noche con él, y la verdad mi rabia estaba intacta, no soportaría que me tocará ni un pelo, por lo que planifique una pequeña venganza…

Antes de contarles mi venganza les quiero contar algo… Cheo me conquistó con su moto, era algo que me hacía sentir mariposas en el estómago, y sentía la sensación de calor en mi vagina cada vez que aceleraba fuerte su Harley, yo creía que con solo montarme con él y sentir mis pechos es su espalda iba a conocer lo que la gente decía “hacer el amor” porq si con el solo sonido del rugir de su moto sentía hervir mi clítoris, como sería sentir su piel.

Claro está, todo eso fué antes de que todo lo sucedido, pero Irónicamente la moto por la que logró cautivar mi atención la vendió al poco tiempo y solo me monté una sola vez en ella jajajajaja y con eso empezar a ahorrar para comprar un terreno donde se construirá nuestra futura casa.

Debo reconocer que me deje impresionar y que solo sentía atracción y deseo hacia él por su apariencia varonil y masculina que me hacía imaginar entre sus brazos y entre mis piernas.

Esa primera noche juntos, discutimos mucho, no dejaba de reclamarle lo que me había hecho, y le dejé claro que no tendría relaciones con el, hasta tanto no se redimiera por lo que me hizo.

Era una quinceañera, con mis curvas naturales, una isla virgen sin huellas en su piel con ganas de ser profundamente explorada pero que debía sanar primero para entregarse plenamente

Decidí seducirlo e insinuarme y hacerlo sufrir

Entré al baño semi desnuda
pasé delante de él
pude notar que llame su atención porque de reojo pude ver su pene erecto debajo de su short corto, me tarde en el baño y no quise secarme, y así salir mojada, salí y las gotas de agua rodaban suavemente por mi piel, delante de él comencé secarme dándole la espalda.

Era algo tímida, nunca había estado desnuda delante de un hombre, pero tenía que perder la timidez si quería lograr mi objetivo.

Cheo no aguantó la presión, se sentó en la cama a observarme, aún de espalda, tomé la toalla y me agache ligeramente para secar mis piernas dejándole ver mis glúteos y mi canal anal, luego me gire y quedé frente a el, dejándole ver mis pequeños senos y mi vagina… Estaba sudoroso, lo veía pasar grandes tragos de saliva, veía mi vagina fijamente y mis senos como con ganas de pasar su boca por mis pezones e introducir sus dedos en mi vagina

Yo me sentía aterrada, sabía que estaba jugando con fuego y aunque me sentía deseosa, caliente y húmeda debía contenerme y para lograrlo solo me bastaba recordar lo que me había hecho.

Experimenté muchas sensaciones en ese instante… Rabia, deseo, lujuria, dolor, diversión  y rencor, pero debía continuar, debía seguir provocándolo y excitándolo al máximo sola para dejarlo con las ganas, ganas que yo también tenía pero debía contener.

Así que seguí con mi plan, tomé unas cremas exquisitas que me regalaron el día de mi matrimonio civil y en su presencia eché sobre mí mucha crema entre mis senos, y con mis dedos unté mis pezones frotándolos mientras los acariciaba suavemente, con ambas manos presionaba mis senos con movimientos circulares, logré que se levantará de la cama y se lanzará sobre mí, ardiente, enloquecido, excitado, con una erección que casi rompe su ropa interior… Me toma fuertemente de los brazos para poseerme, y lleva mi mano hacia su pene, firme, duro, muy duro, note que su boxer humedecido, estaba muy caliente… Quería gritar, quería morirme, era algo nuevo para mi, nunca había sentido entre mis manos un pene, uffff fue delicioso sentir su miembro… Tomé fuerzas y aunque mi cuerpo deseaba sentirse amado y poseído le dije… Suelta chico ¿que te pasa? Sabes que no pasará nada entre nosotros, por ahora sólo te queda mirar, a está loquita de carretera aún le queda algo de dignidad.

El extasiado casi suplicando me pide que lo deje tocarme, besarme, y dice con voz quebrada de placer… al menos déjame acariciarte por lo que más quieras, y yo lo siento ahora será cuando yo quiera.

El resignado que nada pasaría, entra al baño, yo con el corazón que se me salía por lo que estaba pasando en ese momento, sentía mi vagina palpitar como si tuviera 2 corazones, 1 en el pecho y otro en mi clítoris.

Tarda en el baño, escuchaba caer el agua de la regadera, y escuché cuando golpeó la pared supongo que descargando su rabia e impotencia al mismo tiempo…

Cheo al salir del baño se consigue a una chica dispuesta a llevar a cabo lo que se propuso, me encontraba con una pijama totalmente transparente que dejaba ver mis pechos, mi pezones erectos, y había puesto sobre mí un perfume delicioso que lo invitaba a desbocar su pasión, acostada en la cama, con la pijama y sin ropa interior, le di la espalda dejando mis glúteos levantados cuál niña mala que espera su nalgada jajajaja

El me miraba con rabia y deseo, solo quería cogerme, tomarme como su esclava y hacerme suya, su mirada lo decía todo, le interpretaba cada gesto y todo se resumía en quererme penetrar sin contemplación hasta derramar sobre mí su semen.

Pero el también interpretando mi intención hizo un contra ataque, diciéndome:

Ya que no quieres que te toque, ya que dejaste claramente que no estarás conmigo, tendré que hacer algo que normalmente los hombres llenos de deseos hacemos, así que como mi esposa debes al menos entender que es mi necesidad desahogar mis ganas de ti.

Yo abrí los ojos con sorpresa, me agarró desprevenida, y dije ¡Dios mío! ¿que hará?

Solo te pido que observes, no te pido nada más, no te pediré que estés conmigo porque ya me dejaste claro que no lo harás, pero si te pido que me mires… Es así como baja lentamente su boxer y dejándome ver su pene el cual ya había tenido en mis manos, y empieza a acariciarlo, toma un baba, parecía un moco transparente diciéndome mira como me tienes, estoy que no aguanto más, así que me masturbaré y quiero que sepas que tu cuerpo, tu olor, tu seducción es la culpable de eso…

Cheo ardiente, sediento de placer, enloquecido por mis feromonas, comenzó la sincronización perfecta entre su miembro y su mano, su mirada, esa mirada pervertida, seductora, sucia, me transmitía su sensación de estar tocando el cielo solo manoseando su pene y mirándome con morbo, en ese momento empezó una armonía perfecta entre el sonido del Vaivén de su mano con el pene, sus gemidos, respiración profunda escalofriante y divina.

En ese momento perdí mi virginidad visual y mental, waoooo que calor sentía, mi vagina iba a explotar, sentía una sensación de presión, todo para mí era nuevo, era algo que no sabía que era pero que me gustaba, que digo me gustaba, me encantaba….

Sigue la poesía de ese hombre regalándome esa increíble melodía, de gemidos, sonidos, miradas, morbo, yo no me pude contener y chupe mis dedos, no se porqué, solo instinto carnal, y fue allí donde subió el ritmo, la intensidad, su pene más rígido que nunca, sus venas brotadas, en su glande una rica baba, provocativa y viscosa empieza a aparecer cada vez más… Hasta que su piel brinca con espasmos, se eriza y me regala su preciado líquido… Su semen, su leche, su rica y blanquecina leche.

Uffff……. Que experiencia tan genial

Queda desmayado, su respiración agitada, de cansancio, de satisfacción, de…. ¡Que rico!

Se acuesta a mi lado y me mira fijamente esperando al menos una palabra

Hubo un silencio que duró al menos 3 min, donde nuestras miradas se quedaron fijas

No sabía que decir, estaba contrariada, húmeda, muy húmeda, tenía mi temperatura a mil, mi mente estaba aún en la escena de su eyaculación, viendo cómo salía el semen de su gran pene… Después de esos largos minutos volví a tomar poder de mis pensamientos y me dije le debo dar un lección, debo volver a mi plan, así que le dije buenas noches, que descanses, le di la espalda fingiendo dormir mientras respiraba profundamente para bajar mi líbido y luego me dormí sin saber más nada de él esa noche.

#elsilenciodeunamujer escrita por @pratoingrid

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